La máquina de matar Sendero Luminoso
Sendero Luminoso es un grupo armado que se fundó a fines de 1960 en Ayacucho, por un profesor universitario llamado Abimael Guzmán. El adoctrinamiento de las primeras células de Sendero ocurrió en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, donde Abimael era profesor de filosofía. Surge a raíz de una escisión del Partido Comunista peruano y adquiere su nombre por una frase del fundador de dicho partido José Carlos Mariátegui, quien señala: "El marxismo leninismo es el sendero luminoso del futuro".
Se define como un partido marxista (adopta la teoría de lucha de clases), leninista (adopta la idea de que el proletariado llega al poder mediante las armas) y maoísta (considera que la revolución debe ser campesina). A esta vertiente ideológica se agregó lo que se llamó "Pensamiento Gonzalo".
Gonzalo era la chapa de Abimael Guzmán. El móvil de acción que llevó a los senderistas a perpetrar los más salvajes asesinatos contra su mismo pueblo se llamó "Pensamiento Gonzalo". Los militantes concebían a Gonzalo como la cuarta espada del marxismo mundial, después de Marx, Lenín y Mao. Había una adoración al líder absoluta, funcionaban como una secta controlada por un sociópata que imponía su visión política a base de sangre, donde no existía posibilidad de contradecir lo dicho por éste, so pena de ser excluido o asesinado.
El "Pensamiento Gonzalo" es la aplicación del maoísmo a la realidad peruana. El argumento central del maoísmo es que el campesinado es una fuerza revolucionaria que, mediante un modelo de lucha armada con bases agrarias, debe ser movilizada por el Partido Comunista, que tiene el conocimiento y liderazgo, para lograr una revolución. Por ende, la fuerza motriz será la masa de campesinos oprimidos por los latifundistas y la fuerza directriz seguirá siendo el proletariado.
A raíz de lo expresado en los párrafos anteriores, cabe preguntarse ¿cómo un movimiento que tiene como uno de sus fundamentos la revolución con el campesinado es capaz de asesinar miles de campesinos?. Esto se explica porque el movimiento senderista creía en la violencia revolucionaria, no sólo como un arma legítima sino que como un elemento indispensable para la toma del poder y la realización de los cambios estructurales en la sociedad. El derramamiento de sangre era presupuesto de su lucha, por lo que al adoctrinar a miles de seguidores bajo esas consignas no era extraño ver el modo salvaje con el que operó en los sectores rurales.
El primer atentado ocurrió en Ayacucho en 1980, cuando un grupo de senderistas quemaron las ánforas y cédulas de votación un día antes de las elecciones presidenciales de ese año. Ese hecho marcó el inicio de una ola de crímenes en las regiones que controlaban, pero el Estado peruano no le prestó mayor atención. Lo habrían de hacer recién en 1982, cuando algunos senderistas invadieron la cárcel de Ayacucho con el objeto de liberar a otros compañeros que se encontraban detenidos.
A raíz de ese ataque, donde murieron 9 efectivos policiales y casi 20 miembros de la agrupación, el Gobierno de Belaúnde declaró el Estado de Emergencia en la Provincia de Ayacucho, situación que trajo mayor horror para la población local, porque las fuerzas militares detuvieron y asesinaron a campesinos por mera sospecha de colaborar con el movimiento revolucionario. Lo peor de todo es que fue una ofensiva gubernamental que fracasó rotundamente, porque no logró desarticular de forma alguna las bases senderistas, las cuales siguieron sojuzgando a la población en diferentes comunidades campesinas de forma aún más salvaje.
Entre los años 1983 a 1986, Sendero comenzó una campaña de asesinato de cualquier autoridad de carácter político o militar en sus zonas de control. Junto con esto, se procedió a la pena capital de los soplones de las fuerzas gubernamentales. A cualquiera se lo acusaba de entregar información al equipo rival y se lo condenaba a la pena capital. Testimonios de la época indican que, por ejemplo, bajo esta lógica operacional de Sendero, en el pueblo de Lucanamarca se exterminó a prácticamente toda la comunidad.
A diferencia de otros movimientos revolucionarios, Sendero no utilizaba uniforme oficial, por lo que era prácticamente imposible identificar dentro de una población campesina quienes eran colaboradores y quienes no, lo que llevó a la muerte a muchas personas inocentes. La sola sospecha de que pudieses pertenecer al SL, motivaba a un militar o policía a meterte un balazo en la cabeza.
A diferencia de otros movimientos revolucionarios, Sendero no utilizaba uniforme oficial, por lo que era prácticamente imposible identificar dentro de una población campesina quienes eran colaboradores y quienes no, lo que llevó a la muerte a muchas personas inocentes. La sola sospecha de que pudieses pertenecer al SL, motivaba a un militar o policía a meterte un balazo en la cabeza.
Entre los años 1986 y 1989, el grupo comienza una ofensiva a nivel nacional mediante atentados terroristas con la cobarde estrategia de coches bomba en lugares públicos muy transitados por todos los peruanos. Para fines de los 80´, la aguda crisis económica, sumado al terrorismo de Estado, tenían a Perú prácticamente en la ruina, propiciándose el ambiente para que Gonzalo creyese que habían alcanzado el Equilibrio Estratégico, que consistía en la igualdad de fuerzas entre Estado y SL. Pero no contaban con la astucia del japo.
Fujimori asumió en 1990 la presidencia del Perú y a los pocos meses se empezó a pasar los Derechos Humanos por el culo para iniciar una contraofensiva que permitiera resolver el conflicto terrorista interno. Reforzó al Grupo Nacional de Inteligencia (GEIN), formó autodefensas campesinas y se basó en el apoyo de grupos paramilitares, todo con objeto de destruir a la cúpula senderista. Esos "esfuerzos" estatales tendrían su recompensa la noche del 12 de septiembre de 1992, donde tras un operativo del GEIN en una casa del distrito de Surquillo, en la ciudad de Lima, se logró apresar a Abimael Guzmán.
Al momento de su detención, Gonzalo le decía a sus captores que aunque lo asesinasen sus ideas perdurarían en el colectivo de todos sus seguidores. "Al hombre le pueden quitar las cosas, menos lo que tiene acá (apuntaba a su cabeza). A nadie, aunque lo maten. Y si uno muere, esto (apuntando a su cabeza nuevamente) es de los demás".
Guzmán tenía razón. Una vez que fue detenido, el movimiento fue "secuestrado" por Víctor Quispe, quien ha mantenido el movimiento vivo hasta el día de hoy. La influencia de sus actos terroristas es ostensiblemente menor que en el pasado, pero las ideas de Gonzalo siguen vivas en las cabezas de personas libres. Es más, cuando fue apresado, ordenó el cese de la violencia y fueron los mismos militantes quienes desconocieron las órdenes del líder, continuando las actividades de Sendero Luminoso.
Su herencia es brutal para la historia peruana. Sendero fue el artífice de la extinción de la etnia asháninka ubicada en la selva central de la amazonía peruana, del asesinato de la noble dirigente social María Elena Moyano quien fue dinamitada, de hacer explotar coches bomba en la calle Tarata del distrito Miraflores donde murieron 25 personas y 155 resultaron heridas, del exterminio del pueblo de Lucanamarca (como ya se mencionó) y de la masacre de Uchuraccay en que murieron 8 periodistas limeños y 135 comuneros locales.
Lo señalado en el párrafo anterior son solo algunos de los ejemplos de este grupo guerrillero. ¡Nunca más un Sendero Luminoso en alguna parte del mundo!.
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